El Canal de Corinto es sin duda uno de los canales más espectaculares del mundo.
Pero más impresionante aún que el propio canal es la historia que le rodea, para hacernos una idea sólo hace falta constatar que fue originalmente pensado en el año 630 a.C pero sólo pudo ser terminado en 1893.
Fueron muchos los emperadores y generales que soñaron con poder terminar la obra pero todos fueron fracasando por la enorme magnitud de la misma.
El canal finalmente fue excavado sobre la roca del istmo de Corinto a finales del siglo XIX, y cuenta con una altura de más de 40 metros y una extensión de 6,3 kilómetros que corta Grecia en dos separando el Peloponeso de la Grecia Continental.
Lógicamente al término de la obra en 1893, el beneficio económico para la región fue inmenso ya que creaba una vía marítima entre las aguas del golfo de Corinto y el Mar Egeo lo que reducía el trayecto en más de 400 kilómetros.
Pero para llegar a la satisfactoria terminación de tan magna obra siglos de Historia contemplan ingentes intentos por realizar este proyecto, El primero que lo intentó fue el tirano Periandro de Corinto, uno de los Siete Sabios de la Antigua Grecia, que en el año 630 a.C inició el proyecto pero lo abandonó pocos años después ante el temor de provocar la ira de los dioses, pues la pitonisa de Delfos alertó que un oráculo había dicho
No hagan una torre en el istmo, ni caven a través de él.
Lo más probable es que dicha amenaza fuera provocada por los sacerdotes de los templos corintios que temían perder las ricas donaciones que recibían para que el comercio pasara por sus tierras, cosa que si los barcos podrían pasar libremente obviamente perderían. Periandro se conformó con construir una serie de rampas marítimas en los alrededores.
Tuvieron que pasar varios siglos para que Demetrio de Macedonia, en el siglo III a.C, intentara abordar de nuevo el proyecto, pero un error de cálculo de los ingenieros les hizo pensar que la obra inundaría toda la región, lo que les llevó a abandonar la obra.
Cuando Corintia se convirtió en provincia romana, Julio César y más tarde Calígula también trazaron planes para cortar el istmo, pero fue Nerón el que comenzó la construcción del canal el año 67 d.C, empleó a 6000 esclavos y convictos e incluso llegó a viajar a la región, cavando el mismo con un pico hasta llenar una canasta para alentar a su ejército de esclavos. El proyecto quedó bastante avanzado, pero a su muerte un año después su sucesor Galba decidió abandonar el proyecto debido al ingente coste.
Curiosamente algunas de las tareas realizadas por los ingenieros de Nerón, como el trazado del canal o los ejes para estimar la calidad del suelo, sirvieron a los trabajadores que a finales del siglo XIX concretaron definitivamente la tarea. De hecho, el canal sigue el curso del canal trazado por Nerón.
Después de la caída del imperio Romano nadie dispuso de los medios necesarios para acabar la obra hasta que el gobierno griego, después de la apertura del canal de Suez, que demostró que los avances técnicos permitían realizar este tipo de obras de ingeniería, en noviembre de 1869 promulgó una ley para abrir el istmo de Corinto. Tras varios dimes y diretes se comenzó la obra de construcción del canal el 5 de mayo de 1882.
Unos 2.500 obreros participaron en este proyecto por unos diez años, y se utilizó la mejor maquinaria que había disponible entonces. Extrajeron unos 930.000 metros cúbicos de piedras y tierra. Fue construido por el ingeniero húngaro István Türr, bajo los proyectos de Ferdinand de Lesseps, que recogían el antiguo trazado de Nerón. El canal mide más de 6 kilómetros de largo.
En ciertos puntos sus pendientes alcanzan una altura de 76 metros sobre el nivel del mar. La anchura del canal es de 25 metros en la superficie del mar y 21 metros en el fondo del mar. La colosal obra de hacer el canal en el istmo de Corinto se completó, y las ceremonias de apertura se celebraron el 7 de agosto de 1893. Aunque el canal se abrió definitivamente al tránsito el 9 de noviembre de 1893.
Actualmente alrededor de 12.000 barcos cruzan el canal cada año. En general, es preferible cruzar el canal, pues resulta más económico en lo que se refiere al consumo de combustible y economiza tiempo valioso. Además, evita el tener que circunnavegar el Peloponeso.
Si bien el canal hoy ha quedado pequeño para los super-barcos mercantes, el mismo continúa siendo una concurrida atracción turística, especialmente para los amantes de la navegación a vela.
En el mismo se han realizado todo tipo de eventos y acrobacias, que van desde vuelos en planeador hasta saltos en motocicleta, famoso es el caso del motociclista extremo Robbie Maddison que saltó sobre el canal desde una rampa.
Cuenta la mitología griega que la ciudad de Corinto fue fundada con el nombre de Éfira por Sísifo, quien fue su primer rey, y con sus sucesores (inicialmente sus hijos Glauco y Ornition) se hizo una ciudad especialmente poderosa y próspera. Ornition fue derrocado por los dorios. Pero el esplendor de la gran Corintio nunca terminó de sucumbir y ha dejado tras su paso por el tiempo innumerables testimonios de arte y cultura en general.
Según la mitología griega el istmo fue disputado por Helios y Poseidón. Egeón, una divinidad marina del mar Egeo, fue llamado para arbitrar el conflicto y dio la razón a Poseidón.
Muchos de los mitos y leyendas griegas, se ubican en la zona de Corinto, en zona rica en yacimientos arqueológicos y morada de dioses, de reyes y escenario de mil y una batallas.
El canal de Corinto es quizás una de las obras de ingeniería más espectaculares en el mundo, no sólo por su belleza y tamaño sino además por su impresionante y milenaria historia.
Una cosa espectacular el Canal de Corinto. Es obra del mismo ingeniero que hiciera el Canal de Suez.
Debe ser una maravilla pasar por ahí en un barco grande.