Este es sin duda uno de los mayores enigmas que esconde la humanidad.
Pero qué hay de cierto en ello, a priori no parece que haya ninguna razón para que esta pregunta puede convertirse en afirmación pero no nos vamos a conformar con esa respuesta, habrá que darle una explicación científica a esta cuestión.
De una manera general la percepción de los olores es algo complejo, el olfato va unido a procesos inconscientes y es la sensación que llega a nuestro cerebro la que nos lleva a distinguir lo que olemos, esto simplemente quiere decir, sin entrar a valorar deficiencias en el olfato, que lo que se huele no es necesariamente lo mismo para todos. Muchas sensaciones olfativas llegan al cerebro y pueden llegar a influir en las hormonas que rigen las pautas de conducta. El olor puede ser un factor importante en la elección de pareja, o en apreciar una comida por encima de otra.
También la educación o el modo de vida que hayamos tenido nos hace apreciar los olores de una u otra manera, por ejemplo, un niño pequeño no percibe el desagradable olor de sus heces pese a que sus padres no puedan evitar taparse las narices ante semejante tufo. Nuestro propio olor personal en muchas ocasiones no lo advertimos en absoluto y puede que en ocasiones la gente que nos rodea si capte algún olor molesto.
Realmente nuestro cerebro nos protege de nuestros propios malos olores pues es más importante detectar posibles olores ajenos que nos puedan resultar peligrosos, esta es realmente la causa principal de que nuestros pedos parezcan menos apestosos que los de los demás, simplemente estamos acostumbrados a ellos porque tienen casi siempre un olor similar, solamente cuando tenemos algún tipo de descomposición no normal nuestros pedos son interpretados como ajenos por nuestro cerebro pues su olor no tiene nada que ver con el habitual.
Pero esta percepción no es cierta con seguridad, ese olor al que nos hemos acostumbrados repugnará al vecino. En cualquier caso y aunque medidos de manera objetivos los pedos de todos deben oler mal como nadie puede ser objetivo a la hora de valorar sus propios pedos podemos afirmar que la afirmación es cierta.
Es una sensación similar a cuando estamos en nuestra casa, puede que haya inherente algún tipo de olor desagradable pero estamos tan familiarizados con él que no nos damos cuenta, vamos a la casa de un vecino que puede que huela a rosas y como nos extraña su olor nos da sensación de que es un olor desagradable y pensamos porque este guarro no hace nada para que su casa no huela tan mal.
Aparte de esta auto-protección hay otro factor importante, el factor sorpresa, nosotros estamos preparados cuando vamos a tirarnos un pedo con lo que nuestro cerebro está prevenido, sin embargo el pedo ajeno no tiene miramientos, es imprevisible, nadie te dice: “Perdona amigo mío, me voy a tirar un pedo”
No olvidemos que todas las personas se tiran pedos o flatulencias, algunas más que otras, y aunque que a veces puedan pasar desapercibidos, otras su aroma nos condena a pasar vergüenza. Es que hay pedos cuyo olor puede desaparecer al segundo y otros pueden perdurar en el tiempo de manera casi inhumana.
Antes de concluir nos vamos a poner en modo científico, un pedo tiene una composición aproximada de los siguiente elementos: nitrógeno (59%), hidrógeno (21%), dióxido de carbono (9%),oxigeno (4%), el resto se reparte entre sulfuro de hidrógeno, excremento y amoniaco. Curiosamente sólo estas 3 últimas sustancias cuya concentración es menor tienen algún tipo de olor.
A través de un pedo liberamos aire de los intestinos atrapado en nuestro cuerpo. En ciertos casos, ese gas que sale disparado de nuestro cuerpo es producto de una reacción entre bacterias y compuestos presentes en el intestino. Este gas sale a presión a través del ano y su sonido se debe a las vibraciones que provoca en el recto, además de su choque con las nalgas. De promedio, una persona suelta entre 600 y 1600 ml de gas al día, equivalente a unos 14 pedos sin importar el sexo del individuo.
Hay otro factor importante a la hora de que un pedo sea más oloroso, si tenemos una alimentación rica en sulfuro sin duda nuestros pedos serán más olorosos, por ejemplo, queso, huevos, repollo, cebolla y por supuesto, las famosas judías. En general, los pedos de los vegetarianos huelen peor que el resto.
También ciertas intolerancias del cuerpo como las de lactosa, gluten o enfermedades infecciosas causan un peor olor.
Es momento para frases del sabio refranero como resumen del tema:
“Huele peor el pedo ajeno que el propio”.
“A cada uno le huele bien el pedo de su culo”.
“Lo que tiene mal olor, perfumado huele «peor».
“Tirado el pedo, buena gana es apretar el culo”.
“Ningún humano recuerda, que el culo le huele a mierda”.
“Pareces mula cargada, a cada paso un pedo”.
Resumiendo, tírate pedos todo lo que quieras pero asegúrate de que no hay nadie cerca.